Rancheras


La ranchera es un género musical popular y folclórico de la música mexicana, ampliamente ligada a los mariachis, pero interpretada con cualquier formato (cantador-guitarrista, dueto, terceto, cuarteto, conjunto norteño, banda, entre otros).
En cuanto a las letras, predominaron en un comienzo las historias populares relacionadas con la Revolución mexicana, la vida campesina, los caballos, la familia, los bares y cantinas y las tragedias amorosas. Posteriormente las temáticas se han centrado especialmente en el amor de pareja y como sucede con todo ritmo que se "internacionaliza", su capacidad para contar historias populares se ha debilitado por cuenta de la presión de los productores musicales.
Sus orígenes datan del siglo XIX, pero fue desarrollado en el teatro nacionalista del período pos-revolucionario de 1910 y se convirtió en el ícono de la expresión popular de México, un símbolo del país, que fue difundido con gran éxito por varios países latinoamericanos especialmente gracias al cine mexicano de las décadas de 1930, 1940, 1950, 1960 y 1970, causando profundo arraigo entre los sectores populares y medios.


La tapatía María de la Luz Flores Aceves «Lucha Reyes» (1906–1944) es considerada como la pionera y madre de la canción ranchera. En los años treinta y cuarenta, surgieron a la fama las contemporáneas y sucesoras de Lucha Reyes: la coahuilense Blanca Reducindo «Guadalupe La Chinaca», en 1935; la sinaloense Manuela «Manolita» Arriola, en 1939; la neoleonesa María de los Ángeles Muñoz «La Panchita», en 1940; la jalisciense Matilde Sánchez «La Torcacita», en 1942; la guanajuatense Guillermina Jiménez «Flor Silvestre», en 1943; la sinaloense Armida
Rojo «Irma Vila», en 1944; y la jalisciense María Victoria Ledesma «Rosa de Castilla», en 1945.
Después, en los años cincuenta, se dieron a conocer las siguientes cantantes: la veracruzana Verónica Loyo, en 1951; la sinaloense Lucila «Lola» Beltrán, en 1952; la chihuahuense María de los Ángeles Loya «La Consentida», en 1953; la michoacana Amalia Mendoza «La Tariácuri», en 1954; la guanajuatense Enriqueta Jiménez «La Prieta Linda», en 1955; y la neleonesa Irma Ochoa «Lucha Moreno», en 1956.


Lola Beltrán es considerada la "Reina de la Canción Ranchera" y Rocio Durcal es "La Reina de las Rancheras" ambas cantantes se destacaron por dominar la canción mexicana en toda América y por llevar la música ranchera por países donde no se habla español, es el caso de Indonesia, Rusia, Países Bajos y Francia, entre otros.

Las rancheras han llegado a ser uno de los géneros más representativos de la música mexicana (que tiene diversos estilos regionales), evolucionando desde el escenario local y campesino hasta la conquista internacional.

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