JAZZ
El jazz es
un género musical nacido a finales del siglo XIX en Estados
Unidos, que se expandió de forma global a lo largo de todo el siglo XX.
Entre
los muchos intentos de delimitar y describir el complejo fenómeno del jazz,
el crítico y estudioso alemán Joachim-Ernst Berendt, en su obra
clásica El jazz: de Nueva Orleans al jazz rock, señala:
El jazz es
una forma de arte musical que se originó en los Estados Unidos mediante la
confrontación de los negros con la música europea. La instrumentación, melodía
y armonía del jazz se derivan principalmente de la tradición musical
de Occidente. El ritmo, el fraseo y la producción de sonido, y los elementos de
armonía de blues se derivan de la música africana y del concepto
musical de los afroamericanos.
El
mismo autor continúa describiendo tres elementos básicos que distinguen
el jazz de la música clásica europea:
·
Una cualidad
rítmica especial conocida como swing.
·
El papel de
la improvisación.
·
Un sonido y un
fraseo que reflejan la personalidad de los músicos ejecutantes.
A
lo largo de su historia, el jazz ha pasado de ser una simple música
de baile popular a una forma de arte reconocida en todo el mundo. Paralelamente
a dicho progreso, han cambiado también las actitudes hacia esta música:
en 1924 un periodista del New York Times se refería a ella
como «el retorno de la música de los "salvajes"», mientras que
en 1987 el Congreso de los Estados Unidos de América declaraba
al jazz como un «destacado modelo de expresión» y como un "excepcional
tesoro nacional". Se ha señalado que el motor de dicho progreso ha sido la
innovación, una particularidad que siempre ha estado presente en la historia de
esta música, dirigiendo su evolución y caracterizando la obra de sus artistas
más destacados al lado de una rama más tradicionalista. Paralelamente a esta
dicotomía entre la innovación y la tradición, el jazz se ha movido
entre la obra de unos artistas que solo han buscado el reconocimiento de una
pequeña pero selecta audiencia y otros que ha dirigido sus esfuerzos a una
audiencia más amplia.
La
identidad musical del jazz es compleja y no puede ser delimitada con
facilidad. En primer lugar, aunque a menudo el término se use para hacer
referencia a un idioma musical (tal como se hace, por ejemplo, cuando se habla
de música clásica), el jazz es en realidad una familia de
géneros musicales que comparten características comunes, pero no representan
individualmente la complejidad de género como un todo; en segundo lugar, sus
diversas "funciones sociales" (el jazz puede servir como
música de fondo para reuniones o como música de baile, pero ciertos tipos
de jazz exigen una escucha atenta y concentrada) requieren un ángulo
de estudio diferente; y en tercer lugar, el tema racial siempre ha generado un
profundo debate sobre el jazz, moldeando su recepción por parte del
público. Si bien el jazz es un producto de la cultura
afroamericana, siempre ha estado abierto a influencias de otras tradiciones
musicales, y ya desde la década de 1920 ha sido ejecutado por músicos
de diversas partes del mundo con un trasfondo muy diferente. En ocasiones se ha
mostrado como paradigma del jazz la obra de músicos comerciales, que
los aficionados y la crítica han considerado subproductos alejados de la
tradición, entendiendo por el contrario, que el jazz es una forma
de música negra, en la que los afroamericanos han sido sus mayores
innovadores y sus más notables representantes
Historia del jazz
Medio
siglo después de la fundación de la ciudad de Nueva Orleans, en
1764, Francia la cedió a España para recuperarla nuevamente
en 1801. Dos años más tarde, en 1803, pasó a ser parte de Estados Unidos como
consecuencia de la compra de la Luisiana. Por ello, los franceses y
españoles, junto a alemanes, italianos, ingleses, irlandeses y escoceses
contribuyeron en la formación de la escena cultural de la ciudad. La
procedencia de los
habitantes de raza negra era diversa, siendo
mayoritariamente de la zona occidental de África o del Caribe.
Es en este heterogéneo contexto cultural donde tuvo su origen la aparición de
estilos musicales tan diversos como el jazz, la música cajun,
el zydeco o el blues.
En
muchas áreas del Sur de Estados Unidos el batir de tambores estaba
prohibido por la ley y en zonas como Georgia se prohibió el uso de
cualquier instrumento musical por parte de los esclavos. Sin embargo a
comienzos del siglo XIX los festivales con música de tambores y
danzas africanas se organizaban con frecuencia tanto en Nueva Orleans, en
la Plaza del Congo, como en Memphis, Kansas, Dallas o San
Luis. Se usaban instrumentos de percusión y de cuerda similares
a los utilizados en la música africana indígena. Los esclavos solían
tener el domingo libre y organizaban fiestas en la Plaza del Congo que se
prolongaron aproximadamente hasta 1885, coincidiendo con el surgimiento de las
primeras bandas de jazz. Las canciones y danzas interpretadas eran en gran
medida funcionales, ya fuese para el trabajo con canciones o gritos
de campo, o para rituales. La característica principal era su gran riqueza
rítmica. La tradición africana hacía uso de melodías simples y de
técnicas de música de llamada y respuesta. Estos elementos no tardaron en
combinarse con conceptos armónicos procedentes de la música europea. Los
ritmos reflejaban patrones africanos y de las escalas pentatónicas surgieron
las notas del blues, utilizadas posteriormente para sentar las bases
del blues y el jazz.
Los
estamentos eclesiásticos intentaron controlar la música de los esclavos
obligando a las personas de raza negra a que cantasen salmos e himnos para
«convertirles» a estilos musicales más europeos. En muchos casos, el efecto fue
contrario. Alan Lomax, erudito de la música afroamericana, comentó: «Los
negros habían africanizado los salmos a tal nivel que muchos observadores
describieron los himnos de los negros como misteriosa música
africana. En vez de actuar de forma individual, fusionaban las distintas voces,
obteniendo increíbles armonías, en las que cada cantante hacía variaciones
de la misma melodía. El resultado fue una música potente y original como
el jazz, pero profundamente melancólica, ya que la cantaba gente muy
presionada».
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